Del Pueblo a la Ciudad

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Su primera experiencia fue en la salida del colegio .

Allí estaba él con toda su experiencia acumulada.

Ella con 14 años y él con 19 .

Ella incauta y con avidez de aprender y él en cambio con un cúmulo de sabiduría y hecho un gallo con espolones.

La mirada lánguida de ella , proporcionó al otro la posibilidad de darle cobijo a una chica que habiendo abandonado el pueblo y sin padres en la ciudad aunque sí con hermanas , había encontrado un momento de libertad.

Sus primeras conversaciones ya demostraban lo cruel del encuentro.Mentía sobre su situación , le hacía creer que su familia era importante y ella ciega como estaba creyó tener un mirlo.

El mirlo cada tarde la esperaba a la puerta del colegio.

Sus otras dos amigas tenía cada una su propio mirlo.

Y así cada una se despedía de las demás marchando de la mano de los mirlos.

Así pues y de la mano , ella se encontraba con un medio novio que la esperaba , la acompañaba a casa buscando los sitios más recónditos.

Aquella zona del barrio estaba en un cambio constante pero aún quedaban calles solitarias y con poca luz que servían muy bien para encuentros , manoseos , susurros y besos robados.

Los portales de algunas viviendas vacías podrían contar muchas vivencias de entonces.

Los dedos se hacían huéspedes de aquella carne blanca y además a estrenar.

La lengua voraz se introducía en su boca y estallaba en babas abundantes que estremecían la mente y el cuerpo.

Mientras duraban los besos , los dedos exploraban zonas más bajas y ora las tetas , ora las bragas , allí estaban ellos horadando la intimidad y abusando de tanto encanto .

Los días se sucedían . Los estudios se relajaban pero ella estaba feliz .Tenía lo mismo que sus amigas y su cuerpo saboreaba la admiración de un hombre por ella.

Eso le llenaba de gozo y su relación constante y atosigante la embargaba , la turbaba pero a la vez la deseaba.

La tenacidad del día a día iba consiguiendo cada vez más sus frutos.

Ya no era necesario apartar las manos de ella para abrir sus prendas.

Directamente buscaba aquellos senos tersos y abundantes que como montes erguidos pugnaban por salir de la cueva del sujetador y querían ser lamidos y tocados.

No existían barreras para ello .

Sus sensaciones estimulaban más y más la líbido de ella.

Con los calentones vespertinos su relajación iba a más.

La falda corta del colegio era a menudo levantada y los muslos sólidos como columnas eran acariciados a la vez que la besaba.

Sus dedos se acercaban cada vez más a la zona púbica .

Sus palpitaciones se aceleraban más y más.

Temía perder el control y así un día y otro.

Luego llegaban los sábados y entonces la tarde era más larga y los recorridos podían cambiar de ruta .

Pero la casualidad siempre estaba ligada a zonas más o menos oscuras y sin gente.

El ataque era feroz .

Las bocas se buscaban impetuosas.Sus lenguas trabajaban de lo lindo.Aquel intercambio de fluidos aumentaba la temperatura y la relajación.

Aprovechando en el parque la zona más oscura y burlando por fin la entrada de la braga, sus dedos acariciaron el bosque .

El bosque estaba poblado y una vez asaltado , la aventura continuó.Los dedos exploraban incansables todos los caminos posibles .

Bien por arriba , bien hacia dentro la exploración consumó y su rajita soltó un grito de placer que la colmó y ese fue su primer orgasmo.

Ella sólo ha reconocido que tuvo uno , pero la insistencia propició más de uno.

Para hacer menos resistente el asalto diario , llegaban los regalos.

La diferencia de edad , la capacidad dineraria y los continuos agasajos permitían controlar la voluntad más fácilmente.

Un día de cumpleaños aquello fue extraordinario.

El obsequio fue un reloj.

Aquel regalo de alguna forma se lo había ganado , pero ahora ya existía un símbolo compartido que lla lo portaba a diario y se sentía esposada al mismo.

Esa cadena hacía consentir aún más el acoso diario.

Al parecer salvo la mano no hubo otras formas de exploración de la vulva.

Al mirlo le tocó la mili y aquello fue desapareciendo porque encontró el engaño que le daba con alguna otra.

Aquello se desvaneció pero quedó el grato sabor y la experiencia acumulada .

Por eso nuestro primer beso estaba lleno de sensaciones para mi y supoingo que para ella de recuerdos.

Una buena noche después de muchos años y al acabar una cena de amigos , me contó todas sus experiencias anteriores y después de cuatro horas de charla nos encaminamos a la cama.

Primero fue uno .luego de un pequeño sueño otro y así hasta cuatro hasta el mediodía.

Después de aquello le confesé que deseaba volver a verla con el mirlo y que lo hicieran delante de mi.

Por mucho que insistí , aquello no cuajó.

Hoy el recuerdo sigue latente y me pasa el mirlo por delante de mis barbas
 

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